La Biblia del Marrón DeLuxe Completa
Contenido original, perdido en 2001, recuperado de http://personales.mundivia.es/pgg/DeLuxe%20I.html
Conceptos básicos del marrón / cultura general del marrón
1. Definición de marrón
Marrón: m. fig. “Dícese de aquella tarea, cometido, encargo o situación que resulta desagradable, tediosa o incluso ingrata para el que la ha de desempeñar o soportar. Aplícase también este término a aquella ocupación que, aún no siendo ella misma molesta, si lo son sus condicionantes y situación, tales como tiempo para realizarse o tipo de persona que la solicita”
¿Qué es un marrón? Un marrón es toda tarea, cometido, encargo o situación que resulta desagradable, tediosa o incluso ingrata para el que la ha de desempeñar o soportar.
En resumen: Un marrón (brown) es todo aquel trabajo que nadie desea realizar.
Dependiendo de la situación desde la que se observe, el marrón puede tomar distintas connotaciones:
Desde el punto de vista del jefe:
Es aquella tarea de suma importancia para el desarrollo estratégico de la empresa que ha de ser realizada con el máximo esmero y en el menor plazo posible.
Desde el punto de vista del empleado:
Es el hartarse a currar, normalmente como consecuencia de la última idea genial del jefe, con un trabajo que no suele servir para nada, pero que debería estar listo ayer.
1.1. Agravantes que pueden darse en un marrón
- Urgencia
- Nocturnidad
- Alevosía
- Recochineo
- Inutilidad
1.2. Cómo reconocer un marrón
En general, los marrones se reconocen inmediatamente, pero por si el lector es aún novato en estas lides y tiene dificultades en reconocerlos, se dan a continuación algunas pistas:
- Introducción: Por regla general, la introducción del marrón suele llevarse a cabo por medio de frases del estilo de: “Oye, tú no tienes nada urgente que hacer, ¿verdad?” o “Mira, ha surgido una cosa que hay que resolver esta misma tarde”
- Síntomas: Una vez que el marrón ha caído encima, se le puede reconocer por los siguientes síntomas:
- Nerviosismo y desasosiego
- Ojeras, dificultad para conciliar el sueño
- Mala leche, en función del tipo y plazos del marrón
- Incremento desusado en el número de visitas que tu jefe hace a tu puesto para ver “qué tal”
- Aumento alarmante en el consumo de café
- Salida de la oficina a horas intempestivas con la inquietante sensación de que uno va a casa de visita.
- La prueba del nueve: Si, pese a las indicaciones anteriores, el lector aun no tiene claro sí lo que le ha caído encima es un marrón, puede llevar a cabo la llamada prueba del nueve del marrón: solicítese ayuda a un compañero referente al marrón objeto de sospechas. Si el compañero responde con alguna de las siguientes evasivas: “Es que yo no sé nada de eso”, “Es que estoy muy ocupado” (cuando ostensiblemente se ve que no está haciendo nada) o “Mira, a mí no me líes”; puede estarse plenamente seguro de que uno se está enfrentando a un auténtico y genuino marrón.
- El sonido del marrón: Aunque los marrones, por regla general, caen de improviso y sin avisar, es posible a veces detectarlos por el sonido característico que emiten al caer sobre sus destinatarios. Para reconocer el sonido del marrón haga doble clic sobre el bonito objeto incrustado en este documento.
The Sound of the Brown. Cortesía Brown EMI.
1.3. Etimología del marrón
Algunos enterados se conforman con explicaciones puramente etimológicas de la voz “marrón”. Según ellos, “marrón”, como sinónimo de “lío” o “problema de intensidad variable desde lo grave en adelante”, deriva de la jerga del hampa. “Comerse el marrón” sería “ingerir o deglutir hachís (costo, consumao, ful, fulañí, goma de Oklahoma…), en cantidades que podrían ser consideradas como delito, ante una presumible presencia policial, con objeto de hacer desaparecer el corpus delicti”.
Como extensión del término, cuando varios miembros de una banda de malhechores son sorprendidos en posesión de dicha sustancia, inevitablemente alguno de ellos (con evidente ánimo de escaqueo) dejaría caer la expresión “Bueno, colegas: ¿a quién le toca comerse el marrón?”.
Dicho lo cual, el mejor candidato a “pringao” (dícese del que sufre tendencia browneatérica – vease más adelante) se erigiría como único propietario de la sustancia, y se declararía exclusivo responsable de la deuda que tal delito hace contraer con la sociedad.
Los restantes cómplices, eximidos así de culpa alguna (de facto y de jure) adoptarían posiciones personales que irían desde apreciaciones excluyentes del orden de “Es que fulano siempre ha sido un gilipollas”, hasta el envío solidario, al penal que corresponda, de felicitaciones de Navidad o postales bananeras en diversos años sucesivos.
2. Sujetos activos y pasivos del marrón
El marrón tiene como principal característica la presencia de numerosos sujetos involucrados en su ciclo de vida y a los que nos referiremos continuamente a lo largo del documento. Lo que sigue es una lista incompleta de los sujetos más comunes implicados:
2.1. Sujetos activos
Los sujetos activos del marrón son los encargados de dirigir los marrones hacia los sujetos pasivos. Dependiendo del organigrama de la empresa, los sujetos activos pueden, a su vez, ser sujetos pasivos de otros.
La siguiente lista describe los tres tipos más usuales de sujetos activos, en orden creciente de actividad marronera.
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Enmarronador (Browner)
El browner es aquel sujeto que, por las características de su puesto (o de su forma de ser, que hay de todo) asigna marrones a los demás. Cualquier persona que consciente o inconscientemente te suelte un marrón adquiere automáticamente la categoría de browner.
El browner puede asignar marrones de forma esporádica o prolongada en el tiempo. También existen browners que marronean de forma más periódica, pero siempre con un volumen reducido de marrones.
No debe odiarse en exceso al browner, ya que él, a su vez, suele tener otros browners por encima que generan los marrones y él se limita a reasignar (usando una técnica de Brown Throwing, que se verá más adelante)
El brown dispatcher es un tipo especial de browner, cuya función es la asignación periódica y sistemática de marrones.
El brown dispatcher, a veces conocido como Jefe de Proyecto, se caracteriza por sufrir de una personalidad inestable y tornadiza que le hace cambiar de parecer con frecuencia, suprimiendo los marrones asignados y/o reemplazándolos por otros si cabe aún más inútiles.
Los marrones endiñados por un brown dispatcher suelen ser continuos en el tiempo y de duración discreta.
Uno de los rasgos que mejor distinguen a un Dispatcher de un Browner normal y corriente es la forma en que endosa los marrones: El browner se lo curra bastante: te presenta el marrón, negocia (impone) una fecha de finalización, y suele hacer un seguimiento de cómo van las cosas.
El Brown Dispatcher no se anda con tantos miramientos: su finalidad es repartir marrones, y como tales los despacha. Su eficiencia en el trabajo se mide en la cantidad de marrones colocados por hora. Sus tácticas suelen ser claras, directas y demoledoras. La velocidad con que asigna los marrones es tal que el contrario no suele tener tiempo para reaccionar. Es muy dificil conseguir llevarle la contraria en algo, y mucho menos convencerle de que algo se podría hacer mejor de otra manera: él siempre tiene razón.
En general, los Asignadores tratan de afianzar cada vez más su poder. Para ello intentan superarse a sí mismos asignando marrones cada vez mayores y con mayor frecuencia. El fin último de todo Brown Dispatcher es llegar a ser un Rei do Marrón. (vease debajo)
Algunos lo consiguen, pero la mayoría caen en el intento y acaban siendo odiados y despreciados tanto por sus antiguos browneds como de los browners que se sirvieron de ellos en el pasado.
Se trata de una variante refinada del Brown Dispatcher. Es el tipo de browner que disfruta repartiendo marrones y en ello ve realizada totalmente su vocación. Es un ser que vive para el marrón, pero no como el Brown Lover, que le encanta comerselos y no descansa hasta que está hasta arriba de ellos, sino que lo que realmente le hace feliz es ponerse a repartirlos y despachar uno detrás de otro.
Puede encontrarse en cualquier sitio en el que se generen suficiente número de marrones, pero su habitat natural está en las grandes empresas. Es en este tipo de entornos donde proliferan sus dos elementos favoritos: los marrones… ¡y cantidades ingentes de browneds a los que endiñarselos!
No es de extrañar que en esta privilegiada situación, los Killers intenten estar en el puesto en que te tengan un mejor acceso directo a los browneds, de forma que puedan disfrutar una y otra vez con la signación de marrones.
Desde que llega a la oficina por la mañana, hasta que se va a última hora, se de dica a su acitivdad favorita: colar marrones. Según va hacia su despacho ya suele pillar algún despistado, normalmente un PBC o un Browned de nivel bajo, al que le acaba metiendo algún marrón, sólo para ir abriendo boca.
Según llega a su despacho, empiezan a desfilar los browneds uno detrás de otro según van siendo convocados. La secretaria del Killer no suele dar a basto en llamar a las víctimas para que pasen a recibir su marrón. Claro que ella suele ser la primera enmarronada. Hay veces, cuando el marrón es de consideración, o cuando cree que le va a costar un poco más convencer a la víctima de que lo acepte, que él hace la llamada personalmente. El caso extremo es cuando se levanta de su sitio para ir a buscar a la víctima e intenta hacerse el amable con ella. En ese momento, cualquiera que le conozca lo suficiente empezará a tener sudores fríos, temblores, y unas ganas tremendas de salir corriendo, pero llegados a este punto ya casi no hay nada que hacer: El Killer ya ha olido la presa y no la dejará escapar por nada del mundo.
Es mas peligroso que la media, ya que sus herramientas naturales son la sutileza, la discreción, y la inteligencia. De hecho, es el único que tiene posibilidades de colar un marrón de cierta categoría (incluso auténticos pata negra) a un browned quemado y endurecido. Para ello usa técnicas altamente depuradas. Domina la nada fácil técnica para colar marrones apocalípticos (Apocalypse Brown), y casi siempre tiene algún marron en serie (Serial Brown) en la fase de comida.
Por último, las tácticas habituales de escaqueo usadas por los browned suelen tener poco éxito con él, ya que emplea técnicas de busca y captura depuradas tras una larga experiencia (un Killer suele ser un veterano con muchos años en el oficio, y “sabe más el Browner por viejo que por diablo”). En resumen, es un especimen de la mas alta peligrosidad, el máximo exponente evolutivo de la “carrera de armamentos” que se dá por selección natural (el incremento en la habilidad de las presas para escaquearse, origina la aparición de predadores aún más capacitados: si fuese un dinosaurio, sería un velociraptor). Afortunadamente, pocos browners son capaces de alcanzar esta categoría.
Este es el browner supremo. O Rei se caracteriza por la generación de marrones de proporciones titánicas, sencillísimos según él, que deben estar terminados siempre en un tiempo récord.
O Rei suele ocultarse tras una fachada inocente que oculta sus aviesas intenciones. No se sabe de ningún Rei que no se haya dirigido amablemente a sus víctimas antes de enmarronarlas. Se dice de ellos que son lobos con piel de Cordero, en honor a uno de los más famosos Reyes que ha conocido la historia.
La gran diferencia entre el Rei y cualquier otro tipo de browner, y que ha llevado a grandes confsiones, es que él no es consciente de serlo. En efecto, el Rei no cree estar haciendo nada malo al endiñar sus marrones. Es más: cree que está haciendo un favor a la otra persona, que así tiene la oportunidad de ver un tema nuevo, o de asumir una determinada responsabilidad. Él lo hace con toda su buena fé. Incluso cuando se está inventando browns inexistentes, cree que lo está haciendo por el bien de la empresa, y el que haya que dedicar mucho esfuerzo a realizarlos no es más que una mínima parte de lo que habría que hacer si él no hubiera estado allí.
Otro síntoma claro de los Rei es que suelen ser la desesperación de sus jefes, que ven como enmarronan a sus mejores empleados y se van quemando uno tras otro en tareas absurdas que nadie les ha pedido. Normalmente cogen una tarea sencilla que podrían hacer con una o dos personas y acaban involucrando a media empresa, interrumpiendo las líneas de trabajo productivas. Normalmente después de largos años de continuo marroneo hacia todo tipo de browneds, sean subordinados suyos o no, y de incumplir plazos y objetivos consistentemente, suelen darse a la fuga antes de que sus superiores entren en cólera y acaben con ellos de una vez por todas.
El verdadero O Rei es incombustible. Es capaz de aguantar broncas en público y en privado durante años sin inmutarse, como si no fuera con él. Dada su total ausencia de la realidad, parece que no sienten ni padecen, lo que les lleva a, pasados los cinco minutos iniciales de cabreo, seguir como si nada hubiera pasado.
Otra prueba de su incombustibilidad es que siempre es el último que se va de la oficina. Pasa horas y horas sentado en su sitio, sin saber nadie qué hace, o aguanta hasta las tantas en reuniones maratonianas, que se habrían acabado mucho antes y con mejores resultados si no hubieran contado con su presencia.
Es habitual que en una reunión el Rei defienda una postura que es totalmente absurda e inviable. Estas reuniones suelen ser interminables, ya que intentar convencer al Rei de que cambie su postura es casi ciencia-ficción. Las reuniones con el Rei suelen acabar por agotamiento del contrario. Llega un momento en toda reunión que se prolongue lo suficiente, que la gente normal lo que quiere es acabar de una vez e irse a su casa. Por el contrario, el Rei sigue sosteniendo su postura contra viento y marea, demostrandose a sí mismo y al mundo su resistencia y sin entender que los demás estén ya cansados. Es famosa la frase, dicha a las diez de la noche, de: “vamos a darle otra vuelta a esto”
Como se podrá comprender, estos seres son unos desgraciados (en su doble acepción) ya que son incapaces de llevar una vida personal normal. ¿cómo va a ser si nunca pasan por casa más que para dormir, y cualquier amigo que hable con ellos acaba automátiamente con un marrón encima?
Como suele suceder, la inutilidad de los marrones endiñados por un Rei es directamente proporcional al esfuerzo necesario para conseguirlos e inversamente proporcional al tiempo disponible para acabarlos.
A menudo, los que están directamente a sus ordenes se rebelan contra él, hartos de que les boicotee todo su trabajo y sus decisiones, después de haber estado trabajando como negros para sacarlo adelante, y no precisamente gracias a él. Después de un cierto tiempo se niegan a acatar órdenes y piden el banquillo. Muchos llegan a pensar incluso en dimitir. Ha habido casos en los que todos los componentes de un equipo han dimitido a la vez como medida de presión “o él o nosotros”. Estas amenazas han llegado a consumarse en ocasiones.
Normalmente el siguiente paso es que algún tipo de jerarquía superior interviene en el asunto (si es que los browneds llegan a comunicarselo, ya que O Rei no lo hará) e intenta calmar los ánimos. La única solución real al problema que se ha demostrado efectiva es el cambiar a los browneds de departamento, para que nunca más tengan dependencia del Rei. Si los jefes superiores no atajan esta situación rápida y definitivamente, a los sufridos brown eaters no les quedará otro remedio que abandonar la empresa, opción que no suele tardar mucho tiempo.
Existe una variedad mutante del Rei, de denominación incierta (O Mais Portentouso Enmarronador do Universo Mondo, es la más común) que se caracteriza por ser un híbrido de Rei y Dispatcher. Obviamente, estos sujetos son los más solitarios de la empresa ya que todo el mundo rehuye hablar con ellos ante la altísima probabilidad de acabar cubierto de caca.
Esta es una figura un tanto paradójica dentro de este mundo. Son aquellos personajes que se dedican a llevar al día los marronómetros para que los browners o brown dispatchers tengan más fácil la asignación y seguimiento de los marrones.
Hay casos extremos en los que el brown dispatcher llega a delegar totalmente en el assistant, de forma que sea él mismo quien pase lista a los browners de tareas pendientes y por hacer, reportando después a sus superiores.
Son de gran utilidad para todo tipo de browners ya que les evitan tener que estar indagando cómo va la evolución de los marrones asignados, ya que ellos lo investigan, lo organizan y lo dan todo resuelto en un marronómetro actualizado periódicamente.
Los assistant suelen ser browned a su vez, ya que tienen como marrón perpetuo el investigar cómo van los marrones de los demás. Suelen englobarse en departamentos con nombres variopintos como “Control de Producción” o “Seguimiento de Proyectos”
Test del Browner
Con el test que viene a continuación podrás determinar el nivel de browner que alcanza tu jefe. Marca con una X en la casilla de cada frase que se pueda aplicar a tu jefe y suma el número de casillas rellenas al final.
Puntuación:
- De 0 a 3 puntos: No tienes de qué quejarte. Intenta conservar tu jefe durante mucho tiempo.
- De 4 a 7 puntos. Tu jefe es un buen browner. Te mete caña sin razón y espera que le dés las gracias por ello. Consuélate pensando que podía ser peor.
- 8 o más puntos. Tienes un auténtico Brown Dispatcher como jefe. ¡Es imprescindible que leas todo el documento para poder sobrevivir!
Nota: Si tu jefe fuera O Rei do Marrón, no te haría falta hacer este test para descubrirlo. Afortunadamente, los Reies escasean.
2.2. Sujetos pasivos
Los sujetos pasivos son los destinatarios finales del marrón. La característica de sujeto pasivo no debe ser objeto de frustración, ya que existen técnicas que pueden hacer al sujeto pasar de pasivo a activo, como se verá más adelante en este documento.
La siguiente lista describe los tipos más usuales de sujetos pasivos, los cuatro primeros están en orden creciente de probabilidad marroneante.
Se denomina browned a todo sujeto al que acaba de caerle encima un marrón.
Todo el mundo es vulnerable a verse enmarronado, (everybody is brownable) por lo que la categoría de browned no es exclusiva de ningún grupo específico. Como dice uno de los corolarios de Brownzowski: “Se enmarrona el Rey, se enmarrona el Papa, y de enmarronarse nadie se escapa”.
El brown finder o tontolculo es un tipo especial de sujeto presente en toda empresa al que su especial forma de ser le convierte en candidato especial a comerse marrones.
Se le reconoce fácilmente pues sus frases suelen empezar por entradas como “Yo me ofrezco voluntario” o “Yo te echo una mano”. Esta predisposición a comer marrones les hace ganar muchos amigos, tanto entre los compañeros como entre los jefes; pues ven en él un blanco de descarga inmediato.
Este tipo de individuos, poseen la excepcional cualidad de conseguir autoenmarronarse, aun sin proponérselo. Caracterizados por la mayor desgracia de la Madre Naturaleza: la habilidad para hacer prácticamente cualquier cosa, estos sujetos se ven sometidos, continuamente, a un sin fin de marrones. Son fácilmente identificables por su elevado nivel de auto-browning y, por supuesto, por estar siempre realizando funciones que no son suyas.
Es un sujeto altamente valorado por sus compañeros, siempre y cuando haya algún floating brown de escasa duración, en el cual el desdichado pueda “lucirse”. No es así, en el caso de su jefe, que ve que la actividad del brown finder orienta normalmente a los marrones ajenos, desatendiendo por tanto los propios, asignados por él.
Para evitar convertirse en un buscamarrones, es muy importante que nadie, absolutamente nadie, sospeche de las habilidades que se puedan poseer, ya que en el momento que éstas queden demostradas, se podrá ver una gran nube de marrones alrededor del pobre que, por una vez, accedió a hacer “un pequeño favor”.
El mayor grupo de riesgo, con todos los números de la rifa, suele ser el de los PBCs, ya que en su afán de demostrar su capacidad laboral, pueden acometer tareas fuera de sus competencias, con lo cual, entrarán a formar parte de esta familia de browned
El Brown Eater es un sujeto desdichado cuya existencia parece girar en torno a la comida de marrones. Morador habitual de la Brown Room (ver más adelante), el comemarrones empieza y acaba su jornada laboral sepultado entre toneladas de papel y agobiado por multitud de marrones, reales o virtuales.
No todos los Brown Eaters consiguen sobrevivir. El camino es largo, duro y erizado de trampas. Sin embargo, aquellos que logran remontar la condición de comemarrones deben ser tratados con suma cautela; esto es así porque el largo periodo de comida marronil afecta severamente a sus cerebros y, desde ese momento, sólo viven para la venganza. Debido a ello, un comemarrones liberado tiende asintóticamente a reciclarse en Brown Dispatcher de Primera.
El PBC (siglas de P… Becario de los C…) se encuentra en el escalón más bajo de la escala evolutiva y por tanto carece de derechos pero no de deberes. Estas dos características se combinan de un modo tan perfecto que los browners (de todo tipo) les tienen considerados como comemarrones de primera.
Son limpios, educados, no se quejan, trabajan como cosacos y, en algunos casos, no cobran. No es de extrañar, pues, que las empresas hagan un uso cada vez más extensivo de PBCs.
El PBC suele acabar de dos formas posibles: contratado por la empresa, con lo cual cambia sus grilletes de hierro por unos de acero inoxidable; o ingresado en el instituto frenopático más próximo, incapaz de aceptar la presión.
El PBC, para su desgracia y aprendizaje, no sólo come marrones sino que encima son los de menos categoría. Absorbe incluso los “minimarrones” o “marrones derivados” que son las tareas de chico de los recados del resto de los browned. Estos encargos en su mayoría propios de secretaria de bajo nivel, pero en general ni siquiera éstas los aceptan, ya que saben que siempre se puede confiar en la complacencia, abnegación y trabajo callado del PBC.
Tambien conocido como Eskeiker, o incluso Eskakeitor, éste es un sujeto pasivo de marrones, pero especializado en esquivarlos, por lo que se puede considerar casi como activo, por la actividad que desarrolla en el esquive. Es odiado y temido entre sus compañeros, ya que esquiva todos los marrones y acaban cayéndoles a ellos. Toda su actividad se centra en esquivar y no en resolver por lo que se le puede considerar más cercano a un browner que a un browned.
A pesar de intentar no trabajar nunca, son muy apreciados por los jefes, sobre todo si son del tipo O Rei do Marrón, ya que aunque no realizan la tarea, si que consiguen que le caiga a algún compañero que la saque adelante, con lo que les ahorran trabajo a ellos.
Una cualidad singular de estos sujetos es la capacidad de apuntarse méritos y recibir medallas de cosas en las que no ha tenido ninguna participación, para mayor enfado de sus compañeros.
Esta clase de sujeto suele estar mal visto incluso entre los propios browned, que piensan que se dedica entrometerse en sus asuntos, pero la realidad es que no aparecen hasta que las cosas están marrones de verdad.
Suelen llegar cuando el nivel de marrones, o la dificultad para resolverlos, es tal que es imposible deshacerse de ellos por los procedimientos normales. En esos casos, y como situación desesperada, se recurre al freelance, que no es otra cosa que un especialista en acabar con marrones extremos.
Su trabajo es muy importante, ya que suelen librar de muchos marrones a los empleados, y actuando como auténticos “Brown searchers”. Si el trabajo es para ayer en la empresa, para el Freelance siempre es antesdeayer.
2.3. Brownigrama
A continuación, y para aclarar un poco, si cabe, el papel y puesto de cada uno de los sujetos antes mencionados, se incluye un esquema jerárquico (en algunas esferas llamado organigrama) al que se suele denominar Brownigrama. En este gráfico se ilustran las relaciones típicas existentes en cualquier empresa u organización.
Cómo entender el brownigrama
- Los Browners de las diferentes categorías están representados por cuadros. A mayor profundidad del cuadro, mayor nivel de enmarronamiento que ejercen.
- Los browneds están representados por cuadros redondeados (un cierto tiempo recibiendo marrones pule todo tipo de aristas). Estos cuadros tienen la sombra producida por los marrones que se ciernen sobre ellos. Cuanto mayor y más oscura es la sombra, más enmarronados están.
- Las líneas rectas negras reflejan el orden jerárquico en que se transmiten los marrones.
- Las líneas curvas marrones reflejan el flujo de marrones saltándose el orden jerárquico (suele denominarse informal o fáctico). En general este flujo suele ser más intenso que el jerárquico, lo cual se refleja en un mayor grosor de estas líneas. Además no suele darse de forma directa, sino utilizando subterfugios y toda clase de rodeos, de ahí las líneas curvas.
Notas:
Observando detenidamente el gráfico pueden sacarse algunas conclusiones, que ayudarán a entender la estructura y funcionamiento del sistema:
- Es una estructura típica de una organización enmarronada, ya que hay más browners que browned. Si fuera al revés, los browners sólo podrían generar trabajo a nivel normal, con lo que no habría marrones. (en lenguaje coloquial se suele decir que hay “mucho jefe y poco indio“)
- El Rei do Marrón no ocupa el puesto máximo, sino el de adjunto. Es este el puesto en que se suele sentir más cómodo, ya que puede enmarronar a diestro y siniestro sin tener que asumir la responsabilidad de sus marrones. No se sabe de ninguna organización presidida por un Rei que haya sobrevivido. Esto es debido a la gran capacidad de enmarronar, con la que consigue que la organización entera se suma en un marrón del cual es incapaz de salir. Se sabe de empresas que han quebrado, o que han tenido que ser absorbidas por otras tras ser gestionadas por un Rei do Marrón.
- El puesto máximo está ocupado por un Brown Dispatcher, que es el tipo de persona que más eficientemente genera los marrones. Esto da la impresión de que la empresa entera está inmersa continuamente en una febril actividad.
- A pesar de no ocupar el puesto máximo, el Rei enmarrona a todo el que le pilla cerca, tenga o no ascendencia jerárquica sobre él. ¡Incluso a su propio jefe! (obsérvense las líneas marrones)
- Los browners están justo encima de los sujetos pasivos, controlando de cerca la ejecución de los marrones. Esta es la situación normal, aunque se sabe de muchos brown dispatchers que ejercen su enmarronamiento directamente.
- El brown finder no sólo recibe marrones de su jefe, sino que, por su forma de ser, se apunta también a los de sus vecinos.
- El brown eater está situado justo debajo del Rei, con lo que la comida de marrones está asegurada.
3. Tipos de marrón
Contrariamente a lo que pueda pensarse, el marrón no es un objeto claramente definido. Existen varios tipos de marrón y conocerlos ayuda a delimitar con claridad la actitud a tomar ante la inminencia o hecho consumado de una comida de marrón.
3.1. Marrón flotante (Floating Brown)
Es un marrón que sobrevuela las cabezas de sus posibles destinatarios sin decidir sobre quién caer ni en qué momento hacerlo.
Este marrón tiene la característica de que es conocido con antelación, lo cual posibilita la adopción de medidas preventivas por parte de los candidatos a browned. La táctica más conocida es contraer una repentina enfermedad que impide al browned acudir a la oficina durante una semana o dos. Sin embargo, está técnica es ampliamente conocida por los browners y no se recomienda. Otras tácticas más útiles suelen ser autoasignarse marrones inexistentes y mucho más urgentes encargados por falsos browners que impiden la asignación del floating brown. No obstante, ¡cuidado! ya que esta técnica ha demostrado en ocasiones ser un arma de doble filo.
3.2. Marrón imprevisto (Unexpected Brown)
Este es el marrón que nadie se espera. Se trata de la modalidad más corriente de marrón ya que si los marrones estuvieran previstos sería mucho más fácil esquivarlos.
3.3. Marrón fulminante (Flashing Brown)
Se trata de un marrón que cae sobre uno de repente, sin previo aviso, de tal forma que cuando uno quiere darse ya está enmarronado y ni siquiera ha tenido tiempo de abrir la boca.
Esta es una modalidad del unexpected brown con agravantes, ya que en este caso el tiempo de respuesta del sujeto pasivo es superior al tiempo de dispatching del browner, con lo cual el marrón casi siempre consigue alcanzar su total plenitud.
Se recomienda un gran entrenamiento para este tipo de marrones, ya que, al ser altamente inesperados, sólo el tiempo de reacción y capacidad de réplica (o labia) del sujeto pasivo pueden lograr esquivarlo.
3.4. Marrón no evitable (Unavoidable Brown)
Este es el tipo más fatídico de marrón ya que, como su propio nombre indica, posee unas características que convierten al sujeto pasivo en el receptor idóneo para el mismo; debido a ello no importará el volumen previo de marrones adquiridos o los llantos, pataletas y/o blasfemias del enmarronado: el brown entrará hasta la bola sobre el desdichado browned.
3.5. Marrón mutante (Mutie Brown)
Este es un tipo de marrón que evoluciona en el tiempo, de tal manera que, aunque inicialmente se planteó de una determinada manera, acaba convirtiéndose en la cosa más insospechada, generando toneladas de basura por el camino.
También entran en esta categoría aquellos marrones reconocidos como tales pero que aparentemente están bien dimensionados en tiempo, lo que permite respirar un poco; pero que, sin embargo, escasos minutos después eclosionan ante llamadas del tipo de la siguiente:
– ¿Tienes ya ese encargo?
– Ah, pero, ¿lo querías ya?
– Jod…, claro, ¡si tengo la reunión a las seis!
3.6. Marrón Pata Negra (Black Leg Brown)
Este es el marrón de tu vida, el que te dejará indefectible marcado a sangre y fuego para siempre. Los marrones pata negra suelen ser ilimitados en tamaño pero de duración discreta, lo que agrava aún más sus características, de por sí dañinas.
Como el astuto lector habrá sospechado, los browners que endiñan marrones de este estilo adquieren automáticamente la categoría de Reies do Marrón.
El desafortunado comedor de un marrón pata negra, una vez que haya podido sobrevivir a él, gozará, no obstante, de una gran ventaja sobre sus otros compañeros, y es que acabará tan escocido que será muy difícil para los browners colarle nuevos marrones: las técnicas defensivas del ex-browned habrán mejorado ostensiblemente e incluso pueden tornarse agresivas según los casos.
3.7. Automarrón (AutoBrown)
Este marrón es un caso especial y peligroso que suele desarrollarse en tres fases.
En principio comienza como un encargo, bien sea de tu jefe directo o de un compañero de otro departamento, cuya realización no parece plantear ninguna dificultad. Esta primera impresión constituye el primer error a evitar, ya que, debido a dicha sencillez aparente, el marrón es asumido ingenuamente por el incauto browned. Esta es la Fase de Comida.
Sin embargo, en cuanto uno comienza a trabajar en el asunto se va dando cuenta de que la cosa no es tan sencilla, de que va a llevar bastante más trabajo del esperado, y de que encima se lo hemos prometido para ya mismo al browner. Esta es la Fase de Furia, reconocible porque el sujeto arrejunta las cejas y/o empieza a murmurar (o gritar, según) frases del estilo de: “…si es que soy un gilip…”, o “¡quién c… me mandaría a mí…!”.
No obstante, el daño ya esta hecho y se entra en la Fase de Apagar Fuegos. Sólo caben dos salidas: comerse el marrón entero, la más habitual; o bien marear la perdiz en la medida de lo posible aduciendo imprevistos y dificultades asociadas a la tarea. “No, es que el programa calcula forlayos, pero para obtener filostros hay que modificarlo y eso llevaría un par de días” es una frase muy socorrida en estos casos que no dudamos que el lector sabrá adaptar a su caso concreto.
3.8. Marrón de Ultima Hora (Last-time Brown)
El más temido y a la vez el más odiado. Es el que te endiñan cuando, al final de la jornada laboral establecida en el convenio (risas), y tras recoger tus cosas para irte a casita, se acerca el jefe (o similar) y pronuncia la siguiente sentencia (algunos la llaman invocación demoniaca): “¿Tienes un momentito?”.
A partir de ese instante, sólo una mente rápida será capaz de inventar una excusa plausible que permita la pronta huida. Es conveniente disponer de un amplio repertorio, ya que el excusarse alegando citas con el dentista o similar una y otra vez puede llegar a despertar el chip de alarma del jefe.
3.9. Marrón pre-Vacaciones (pre-Holiday Brown)
Se trata, como el avezado lector ya habrá supuesto, de una variante del last-time brown con agravantes ya que este es el marrón que por defecto e inevitablemente le caerá a uno un par de días antes de irse de vacaciones (no falla).
En algunos casos este tipo de marrón puede ser fatídico e incluso llegar a motivar el retraso (a veces indefinido) de las vacaciones. No obstante, como hasta los más crueles browners saben: “Las vacaciones son sagradas”, y las posibilidades de lograr un passing brown (ver más abajo) con éxito suelen ser elevadas.
(Dedicado a Robert Bishop, que lo ha sufrido en sus can-nes)
3.10. Marrón Autodetectable (Autodetecting Brown)
En condiciones normales, el browner, ignora, desconoce, desestima e incluso rehusa la esencia del brown por distintas y numerosas razones. Pero existen casos de browns, en los que el browner, no es que no sepa, desconozca, ignore, etc…. la esencia del brown, es que no vislumbra ni en su mejor sueño de qué trata el brown.
Es en estos casos, cuando el browner hace uso de uno de los browned (normalmente utiliza a los más resolutivos) para que saque adelante un brown auténtico (suelen ser Black Leg Browns).
El proceso consiste en pasar a la víctima una documentación escasa, pobre, e ininteligible para que descifre, planifique y finalmente resuelva el brown en cuestión. Es entonces cuando se habla de Autodetección del Marrón.
Este proceso debe de realizarse con suma delicadeza. Durante el tiempo que dure, puede que el browned quede bloqueado (hanged). Este hecho puede ser totalmente asintomático por lo que el browner debe de estar atento a todo el proceso. También puede manifestarse de muy diversas formas; vista fija e inmóvil en el pseudodocumento entregado, emisión de balbuceos en bajo volumen que pueden tornarse a sollozos, caras desencajadas, juramentos desgarradores (irreproducibles según el libro de estilo de esta redacción), suspensión de toda actividad sexual (si es que la hubiese), sudor frío… Si se llegase a este punto, debe de resetearse al browned.
Para ello, el browner, si desea el éxito, no debe utilizar la formula “Venga déjalo.. es igual, sigue con lo que estuvieras haciendo”. ¡Eso equivaldría a admitir la derrota! El browner utilizará esta otra: “Vete a casa y ven mañana” (los lectores más suspicaces, se habrán percatado del paralelismo existente con las nuevas tecnologías del plajanplei, siguiendo la máxima de que o va a la primera o ya no va a ir nunca).
Esta es la razón, por la que los browners intentan eludir este tipo de browns. Tienen miedo de que algunos de sus mejores brownable-people queden inutilizados durante algunas horas e incluso días. No hay datos oficiales pero hay quien ha llegado a asegurar que en algunos casos los daños producidos por este proceso son irreversibles.
No obstante, si el browned consigue completar el proceso y salir adelante, le queda la insatisfacción de haber conseguido algo que nadie le va a reconocer, ya que sólo él puede saber lo que ha tenido que hacer para sacar esto adelante, puesto que los demás browned se limitan a presenciar ajenos a todo, la secuencia antes descrita, y el browner por su lado, bastante tiene el pobre (fíjate) con resetear al browned si fuera necesario.
He aquí pues, una versión agresiva de Brown, con la salvedad de que no sólo es temida por los browned, si no que también siembra el pánico entre los más aguerridos browners.
3.11. Marrón Sonda (Probe Brown)
Otra de las variantes en las que podría englobarse el tipo anterior, podría ser el de Marrones Sonda. En el fondo, todos y cada uno de los marrones, podrían calificarse como sonda, aunque hay casos muy claros en los que se esta dando un auténtico Probe Brown, al igual que hay otros casos que no se podrían calificar de tales, como es el caso de los Marrones Fulminantes (Flashing Browns).
Es ciertamente difícil describir con precisión las características de este tipo de browns, ya que como hemos dicho, casi la totalidad de los browns, tienen algo de sonda. Pero si hay un detalle claro y evidente, ese es el comienzo de un Sonda: “Oye mira es que el tema ese de …..” – “No, no, si ya…” – “Mira oye, fíjate un momento en esto….” -“Oye te has dado cuenta de esto…… es que quizás se podría hacer esto otro si…..”. El browner, deja caer en un primer contacto, una serie de frases comprometedoras, esperando que en cualquier momento, el browned (inocente de él) le de alguna contestación al respecto.
Esto se conoce como sondeo del marrón. Se deja caer con suavidad como flotando, como si en realidad no fuera un brown, a ver que pasa, a ver si cuela, a ver si suena la flauta. ¡Punto fundamental este! Es necesario hacerse el sueco con naturalidad; de no ser así, el browner asignará el marrón con el agravante de recochineo (esto puede reconocerse por las risas retorcidas que dejará escapar al volver a su puesto).
En estos casos, los browner, tienen un comportamiento ciertamente tierno cual corderos camino del matadero; pero lo que ignoran los browned susceptibles de convertirse en víctimas (evidentemente los mas talludos no caerán en este truco) es que detrás de esta fachada se puede esconder el marrón de su vida (o el que acabe con ésta).
Se han dado anécdotas, como la acaecida en una pequeña empresa de cuyo nombre no quiero acordarme, en la cual casi la totalidad de los browned, fueron dados de baja, quedando unos pocos, y siendo todos estos unos browned ya quemados, endurecidos, y con una larga lista de browns marcados a sangre y fuego en sus rostros (todos ellos “pata negra”, claro está). Esta circunstancia, hizo que los browns, o eran tales, o no había nada que hacer. Es decir, o el browner entraba a saco a por el browned (haciéndolo unavoidable) o que si quieres arroz, Catalina, Evidentemente, en esta situación los marrones sonda no tienen razón de ser, porque si a algún browner se le ocurriese soltar una sonda, tendría las mismas posibilidades de volver a verla, que de volver a ver el Halley. Quizás su segunda o tercera generación pudiera tener noticias de aquella.
3.12. Marrón Póstumo (Post-Mortem Brown)
Esta es una variedad muy frecuente de marrón, cuyos destinatarios son aquellas personas que han abandonado su antigua empresa para pasar a otra. Los marrones póstumos se manifiestan ante llamadas de antiguos compañeros o jefes quienes, tras unos minutos de animada charla, soltarán alguna frase del estilo de “Por cierto, ¿te acuerdas de aquel trabajo que hiciste?… Es que nos ha surgido una necesidad que… Es que aquí nadie lo conoce muy bien… ¿no podrías tú pasarte un día por aquí y le echas un vistazo…?”
Lo que comienza siendo una visita de cortesía para revisar unos papeles o algo de código puede convertirse en un genuino marrón que dure varios días, con el agravante de que durante ese tiempo deberá seguirse atendiendo al trabajo propio. Por fortuna, estos marrones suelen ser sencillos de esquivar aduciendo el alto volumen de marrones actuales en la propia empresa que reducen el tiempo libre a casi cero. Por supuesto, es condición sine qua non para poder esquivar un marrón póstumo el no haber mencionado jamás en una conversación anterior con los presuntos browners el que en el trabajo actual estamos mucho mejor y más tranquilos que antes, ya que en tal caso no colará la excusa.
3.13. Marrón Remoto (Remote Brown)
Las nuevas tecnologías, lejos de facilitar la vida al ser humano, han conseguido ampliar el radio de acción de los browners hasta límites insospechados por la generación anterior. Así, ahora es posible comerse un marrón incluso cuando uno está fuera de la oficina ¡o incluso de vacaciones!. A este tipo de marrón se le denomina marrón remoto.
En efecto: el uso cotidiano y hasta masivo de nuevos medios de comunicación hace que los browners puedan buscarnos hasta debajo de las piedras con un alto índice de probabilidad de encontrarnos. Existen diversas modalidades de marrón remoto, de las cuales las más comunes son:
- el Phone-brown: por teléfono, ya sea fijo o móvil.
- el e-brown: por correo electrónico
- el fax-brown: ¿hace falta explicarlo?
Estos marrones son más terribles que la media, ya que al no proceder directamente del jefe (no le vemos) uno no se cuenta de lo que se le viene encima hasta que descuelga el teléfono o abre el correo.
Sin embargo, la misma técnica proporciona soluciones a este problema:
Si el teléfono está conectado a una centralita digital y posee display, o bien si es un móvil GSM, cabe la posibilidad de ver la identidad del llamante antes de descolgar el teléfono, impidiendo así, o al menos retrasando, la endiñada marronera (“¿Cómo? ¿Qué me has estado llamando? ¡Qué raro! ¡Si aquí no ha sonado!”). Si el teléfono no cumple estos requisitos (o incluso, a veces, aún cumpliéndolos) no hay nada que hacer.
En lo referente a los e-browns es fundamental comprobar el remitente del mail para no abrirlo. Sin embargo aquí existen tres contramedidas por parte del browner: usar una cuenta ajena, ocultar el remitente (sólo para browners tipo hacker – que por fortuna escasean) o poner acuse de recibo al mail, en cuyo caso no valen las excusas tan trilladas de que “¿Cómo? ¡Si a mi no me ha llegado ningún mail!”
3.14. Marrón Glasé (Glasee Brown)
Hemos detectado que hay dos acepciones distintas para este término, que resulta muy socorrido.
Primera:
Este es el marrón que por esos extraños caprichos de la vida ha quedado congelado y guardado en el baúl de los recuerdos, abandonándose.
Es importante darse cuenta de lo que su nombre indica: está congelado. Así pues es importante lograr que el browner de turno no decida abrir la nevera, ya que los marrones son como la merluza: al descongelarlos saben mucho peor.
Segunda:
Hace referencia a aquellas geniales ideas por las cuales el enmarronado acaba pasando frío. Típicamente se refieren a encargos a realizar saliendo de la oficina y durante épocas invernales. También entran aquí los casos de excursiones a zonas excesivamente nórdicas o al sur. Es famoso el encargo de la reina de la Gran Bretaña, que enmarronó a un tal capitán Scott a pinchar una banderita en el polo. Aunque se cree que el susodicho quedó helado ante la magnitud del marrón, se ha recurrido al investigador Paco Lobatón y su servicio público, para localizar al capitán, ante la posibilidad de su huida.
3.15. Marronazo (Supreme Brown)
Es cuando verdaderamente la has pringado, cuando no te quedan argumentos de defensa. Has cometido una torpeza tan grande que ni tu madre quiere saber nada de ti, de hecho se ha puesto a favor del jefe. Por tu culpa todos los compañeros de la oficina van a tener que meter horas extras toda la semana, y pasarán meses antes de que vuelvan a pronunciar tu nombre. Te has convertido en el rebotado, el indeseable, tu que creías que te comías el mundo te has quedado como una colilla pisoteada. Estás de marrones hasta las orejas y por mucho que agites la cabeza no consigues despegártelos.
3.16. Marroncete (Brownie)
Conviene no confundirlo con el postre que dan en algunos restaurantes de tipo americano. El brownie no esta hecho de chocolate precisamente…
En este caso nos hemos vuelto a encontrar con que el saber popular ha tomado este término para dos acepciones muy distintas (pero igualmente marrones)
El primer caso se da cuando un marrón viene dado cariñosamente, con afecto y buenas maneras, y lo coges pensando en hacerle un favor a la guapa de la oficina, pero para cuando te das cuenta ya es demasiado tarde, tienes salpicones marrones hasta en los puños de la camisa. La muy condenada te ha metido un marrocete y por si fuera poco te mira con cara de picaruela.
También se llama Brownie a la situación por la cual, tras las comida, el jefe te mira inquisitorialmente comprendiéndose al instante la necesidad de ofrecerse a pagar la cuenta, sabiendo que de no hacerse, uno se tirará el fin de semana desarrollando el inventario de la oficina.
3.17. Marrón Recurrente (Recursive Brown)
Es una variante del unavoidable, pero con el agravante de que te cae con periodicidad fija (todos los años, todos los trimestres, cada vez que hay una reunión de dirección…) y encima cuantas más veces lo haces, más cualificado te consideran para ello, con lo cual es muy difícil librarse de él. Con la recursividad se va ahondando en el marrón y, ya que la última vez lo hiciste tan bien, la siguiente te van a pedir que hagas un “poquitín más” que en la anterior, y así sucesivamente.
Ejemplos típicos son la elaboración del Informe Anual (de cualquier tipo, da igual), o las transparencias de Pogüer-point para la presentación que tiene que hacer el jefe en la reunión trimestral.
La unica salida es un largo viaje o ausencia durante la época conveniente, para que tengan que buscarte un sustituto, el cual con un poco de suerte heredará el marrón recurrente y se quedará con él hasta que otro venga a liberarle. En estos casos es cuando más hay que vigilar el no hacerse imprescindible, ya que entonces uno nunca podrá quitárselo de encima.
3.18. Marrón de Fin de Semana (Week-end Brown)
Es un subgénero del marrón pre-vacaciones (pre-holiday brown) pero su carácter más ligero y su menor duración lo hace temible en manos de un browner habilidoso: ¿Quién puede negarse ante la oferta de un estupendo fin de semana en la oficina?
Durante la semana el marrón va tomando forma: al principio es algo inocuo que se empieza a gestar el lunes o martes, pero es el viernes después de comer cuando se presenta con todo su esplendor. En aquellos lugares en los que los viernes la hora oficial de salida es a mediodía, la hora de referencia será un poco antes.
Es entonces cuando el browner inicia una frenética carrera contra reloj buscando un “pringao” a quien adjudicárselo. Para el portador del marrón de fin de semana (“week-end browned”) las consecuencias están claras: tiene arruinado el fin de semana con jornadas de trabajo de viernes noche ,sábado e incluso domingo.
La mejor técnica para esquivar este tipo de marrón, siempre que uno sea capaz de olerlo, es la de volverse invisible durante la última hora del viernes y salir a toda prisa en cuanto llegue la hora. Es imprescindible no volver la vista atrás por muy claramente que oigamos nuestro nombre, no detenerse y alcanzar la salida de la oficina en el mínimo tiempo posible, ya que si no, corremos el riesgo de que el browner, que ya debe estar desesperado buscando a quien endiñarle el marrón, nos alcance y derribe en mitad de la huida.
Otro tipo de táctica consiste en congelarlo durante el fin de semana, lo que le quita mucho peligro puesto que es casi asumible durante la semana. En esta situación hay que contar con la desesperación del browner por verlo acabado. Si somos lo suficientemente habilidosos seremos capaces de convencerle de que es mejor hacerlo el lunes a primera hora, que ahora a toda prisa.
3.19. Marrón de Viernes Noche (Friday Night Fever)
Es un subgénero del Week-end Brown, que es usado con gran éxito por algún browner experimentado.
Consiste en que el browner empieza amenazando el viernes a primera hora con un tremendo marrón para el fin de semana, presentándolo como unavoidable. Si el browned entra a trapo, lo que intentará es Como Sea, no venir el sábado, por que estará dispuesto a hacer todo el trabajo que haga falta (hasta altas horas de la madrugada del viernes) para no tener que volver por la oficina.
En estos casos es incluso probable que no se consiga acabar el marrón el viernes, y a pesar de todo se siga teniendo que venir el sábado, con lo que el marrón es redondo.
Contra este marrón sólo cabe recomendar mucha sangre fría y no caer en las trampas del browner. Para ello es importante aprender a distinguir correctamente este marrón del auténtico Week end Brown. Conviene notar en este caso que el marrón surge a primera hora del viernes, y no a última, para permitir la digestión del marrón. Esta característica no es fija, pero nos puede ayudar a diferenciar uno de otro.
3.20. Marrón Casero (Home Brown)
Esta delicada situación llega a darse, sobre todo, cuando el browned ha sido “amablemente” obsequiado con un brown de inmejorable calidad.
Cuando el citado browned, lleva una semana lidiando con su marrón, y llegando a casa a las mil y quinientas p.m., su compañero/a sentimental empieza el bombardeo que da inicio al llamado home brown, con frases del tipo: “¡Qué! ¿te queda mucho trabajo?”, “Yo también existo ¿eh?”, o la más célebre: “Oye, tú no tendrás un lío por ahí, ¿verdad?”.
Este tipo de marrón es especialmente peligroso, ya que el agotamiento físico y mental del browned, unido al agravante de nocturnidad de este tipo de marrón, hace que sea muy sencillo para el “home browner” colocarnos el marrón.
Ante esta delicada situación, conviene no pestañear ni balbucear explicaciones que se perderán en el vacío, y mucho menos recurrir a frases como “Ahora estoy muy cansado/a y no estoy en condiciones de discutir eso, así que mañana hablamos” ya que esto provocará una reacción adversa en el browner que hará todo lo posible para no dejarnos dormir (situaciones límite conocidas como sleep at the edge of the bed o I have a terrible headache). Por el contrario, podemos recurrir a frases como “¿Y como sé yo que no eres tú quien tiene un lío, estando tanto tiempo solo/a en casa?”.
3.21. Marrón durmiente (Sleeping Brown)
Un marrón de cualquier tipo pasa a estado sleeping bajo ciertas condiciones, normalmente cuando el browner de turno se presenta con un otro marrón entre manos. Supongamos que el browned intenta desplegar la técnica del passing brown, alegando estar ocupado por el marrón en curso, pero fracasa en el intento. Un browner suficientemente hábil puede hacer que el nuevo marrón adquiera la categoría de unavoidable, y despachar el marrón anterior con una frase del tipo: “Mira; olvida lo que tienes entre manos, que no es tan importante como esto otro”.
Es muy importante notar que el browner usa una frase ambigua y no ha ratificado la cancelación formal del primer marrón, que pasa a estado “durmiente” por tiempo indefinido. Si se acepta ingenuamente la situación, y se interpreta literalmente la frase “olvida lo que tienes entre manos”, el browned se encontrará tarde o temprano con que el marrón se despierta, normalmente a través de un mensaje del tipo: “Bien… y aquello con lo que estabas trabajando antes, ¿para cuando va a estar?”.
No debe confundirse el sleepingr brown con el marrón glasé. Con éste último existen esperanzas de que no vuelva a aparecer, si se maneja con cuidado. En cambio, el marrón durmiente siempre despierta cuando menos se lo espera, por lo que es mucho más peligroso.
En la sociedad moderna y enmarronada en la que nos ha tocado vivir, esta es la versión actualizada de la espada de Damocles, que amenazaba siempre con caer sobre su cabeza.
3.22. Marrón Pútrido (Putrid Brown)
Este es un caso extremo del anterior. Se trata de un marrón que fue aparcado en su día por la llegada de otro más urgente, pero que tampoco fue oficialmente cancelado. Sin embargo, al finalizar el siguiente marrón, hubo un pacto de silencio entre el browner y browned, por el que ninguno de los dos se atrevió a mencionarlo. Los dos saben que habría que meterse con él, pero les asusta hacerlo porque implica un montón de tiempo del browner perdido en intentar rescatarlo.
Muchas veces se da el agravante de que ya ha pasado la fecha de caducidad del marrón, pero aún así debería hacerse en algún momento, Es en esos casos cuando el marrón empieza a desprender un desagradable y pútrido olor, y nadie se atreve a acercarse.
Más nos vale no engañarnos: Esto no es lo mismo que un marrón congelado, o incluso durmiente. Cuanto más tiempo pase, peor olerá. Lo mejor es deshacerse de él cuanto antes, y la forma más rápida es arrojarlo a la papelera, con la connivencia del browner de turno.
3.23. Rush Brown
Es el marrón cuya realización en sí misma no resultaría especialmente desagradable de no imponer el browner un tiempo de ejecución exorbitantemente inferior al medianamente razonable, acabando así con todo tipo de tiempo de ocio y la mayor parte de las horas de sueño del browned.
Este tipo de marrón suele crear adicción en algunos browners, ya que si el browner sobrevive queda rápidamente listo para hacerse cargo de otros marrones, ahorrando así considerable tiempo y fomentando la gestación de nuevos marrones que de otra forma tal vez nunca saldrían a la luz.
Sin embargo, cualquier browner con un poco de experiencia sabe que conviene moderarse en el abuso de esta técnica ya que puede desembocar en un browned totalmente desgastado e inservible.
3.24. Marrón para todos (All together brown)
Este tipo de marrón se caracteriza por que alcanza a todo el mundo en la organización, del presidente (ahora consejero delegado) al último currito, del técnico comercial (antes vendedor) al especialista en tecnologías de la información (antes programador), pasando por el jefe de control de calidad (ahora quality asurance manager) y la señora de la limpieza (que afortunadamente se sigue llamando igual).
Este tipo de marrón implica a todos en la organización y habitualmente no escapan a sus efectos ni los más expertos Brown Dispatcher. Suelen tener dimensiones desproporcionadas y sus efectos son incalculables en la moral de toda la organización. Son previsibles en el momento que es conocida la presencia de los auditores o consultores, si bien la astucia de estos será la que determine el momento de su eclosión. Si dimensión es inversamente proporcional al tiempo transcurrido desde la aparición de los originadores en la empresa. Este marrón también suele conocerse coloquialmente como “Big Brown”.
El desencadenante puede ser un factor exógeno a la propia empresa, como la aparición de auditores o consultores externos. También puede ser debido a motivos internos: una reestructuración de la compañía, una nueva línea de negocio o una presentación de resultados de la compañía. Es curioso el hecho de que gran parte de estos marrones suelen ser del tipo recurrente, es decir, que caen todos los años por las mismas fechas, y a pesar de ello siguen pillando a la empresa entera desprevenida. ¿por qué será esto?. Se sospecha que los jefes no tratan precisamente de evitar estas situaciones sino que, más bien al contrario, tratan de provocarlas, para introducir estrés entre sus subordinados y hacer que al menos por unos días sean más productivos.
Un caso claro de Marrón para Todos es cuando una empresa ha de someterse a una inspección de calidad por una auditoría externa para conseguir una Certificación ISO, AENOR, ASME, o similar, o simplemente para mentener el que ya se tiene. En estos casos, los procedimientos y documenteción de todos los departamentos son revisados de arriba a abajo, provocando que toda la plantilla tenga que quedarse más horas para hacer, modificar y clasificar todos aquellos papeles que no están como deberían estar. En este caso, se suele dar el agravante de que después de pasada la inspección, los pepeles se seguirán haciendo igual que antes, hasta que al cabo de seis meses, cuando toque la siguiente, vuelva todo el mundo a ponerse como loco.
3.25. Marrón del día después (The Day After Brown)
Cuando parece que ha finalizado un “Big Brown”, transcurrida una noche en calma y unas horas después de comenzada una jornada laboral que se presenta relajada, surge la consabida frase “Bueno, chicos/as, muchas gracias por vuestro esfuerzo que sin lugar a dudas será convenientemente reconocido y valorado, pero… ahora lo importante es ordenar todo lo que hemos hecho para que la próxima vez nos sea más sencillo”. A esto se le suele conocer como el “Marrón del día después” (The Day After Brown).
3.26. El Marrón Oferta (The Proposal Brown)
Tarde o temprano, cualquier empresa privada suele verse en la situación de presentarse a un concurso o tener que realizar algún tipo de oferta de importancia estratégica. Ya de por si el concurso u oferta es un marrón en el que durante varios días están envueltos un numeroso grupo de personas, pertenecientes en general a diferentes áreas como comercial, técnica, financiera, y alguna otra que se le ocurra al presidente de la compañía. Si además existe en la empresa algún Rei do Marrón, los hados del destino se confabularán de tal forma que acabe formando parte de este embrollo y, si es posible, liderándolo.
El marrón suele gestarse en una reunión de la alta dirección de la empresa, en la que se decide que se va a presentar la oferta. Esta reunión suele acabar a altas horas de la madrugada, y en ella se decide crear un grupo del marrón (task-force) que se encargará de la elaboración de la oferta correspondiente. En general se intenta que cada uno de los departamentos posiblemente involucrados aporte alguna persona especialista en el tema para que, uniendo el know-how y experiencia de cada departamento, se cree un equipo multidisciplinar (multi-brown group) que llevará a cabo tan ardua tarea (brown). (esta frase está tomada del “diccionario del yuppie”, por A.Andersen)
Por esas casualidades que se dan en la vida, las personas inicialmente designadas para integrarse en el equipo suelen estar hasta arriba de marrones, cuando no de viaje o ilocalizables, o simplemente eran demasiado valiosos como para que sus jefes pudieran prescindir de ellos, con lo que los realmente “nominados” al final suelen ser los tienen menos que ver con el tema.
Las circunstancias en las que se suele dar este marrón hacen que la presión de toda la empresa recaiga sobre los pobres curritos constituyentes del multi-brown group, ya que el futuro de toda la organización reside en que sean capaces de realizar correctamente su cometido. (es curioso observar la cantidad de veces que toda la empresa depende del trabajo de unos pocos)
Una vez decididos los integrantes, es costumbre reunirlos a todos en una sala y celebrar con ellos un brown-storming, también conocido como “kick-off meeting”, con el que quedarán oficialmente enmarronados. A partir de este momento empieza una frenética carrera contra reloj en el que último objetivo es generar una carpeta (o varias) con la cantidad suficiente de folios como para que parezca una oferta seria.
Normalmente el contenido es lo de menos: se suele poner una introducción, un buen conjunto de gráficos explicando organigramas, metodologías de trabajo y la filosofía de la empresa, la foto de la novia, una declaración de buenas intenciones, una larga lista de referencias donde se dice que ya se han hecho miles de proyectos exitosos similares a este, un par de cartas de presentación de alguien conocido avalándolo todo y diciendo que somos maravillosos… ah, y una pequeña y difusa descripción de lo que se está ofreciendo.
Los integrantes del multi-brown group a estas alturas pueden tener claro que:
- El plazo de presentación es inamovible, gracias a Dios, con lo que el fin del marrón está asegurado.
- Durante el tiempo que les queda hasta llegar a la fecha límite no van a volver por casa más que de vez en cuando para ducharse y cambiarse de ropa, que si no se causa mala impresión en la oficina.
- Los fines de semana, tardes, noches, y demás tiempos que se podrían suponer de ocio quedan cancelados.
- La empresa les invitará a pizza todas las veces que haga falta, con tal de que no tengan que salir de la oficina para comer.
- El nivel de marrón irá aumentando exponencialmente según se acerque la hora límite.
- Además, y como no podía ser de otro modo, se acaba generando inexorablemente un marrón del día después.
La noche anterior a la finalización del plazo suele ser de las que hacen historia. No es extraño el quedarse hasta altas horas de la madrugada o incluso llegar a hacer noche en la oficina. Además es costumbre que esa misma tarde, el presidente, o alguien de la cúpula directiva, se interese por el contenido de la oferta y decida cambiarlo todo a última hora. Evidentemente esta persona sabía que se estaba elaborando la oferta, pero ha juzgado que no era necesario intervenir hasta ese momento, para darle más emoción al asunto.
Una vez conseguido el objetivo (no se sabe muy bien cómo, pero el caso es que siempre se consigue), los miembros del multi-brown group están deshechos, pero en general eufóricos por haber conseguido algo que parecía imposible. Según van pasando las horas y va desapareciendo esta euforia, se van dando cuenta uno a uno de la realidad de la situación.
La cuestión es que llevan varios días / semanas sin pasar por casa, hablar con los amigos y ni siquiera saber nada del resto del mundo. Además poco a poco empiezan a darse cuenta de que esa oferta que han estado preparando con tanto esmero al final no ha quedado tan bien como ellos pensaban. El capítulo tres se quedó sin revisar, y los números no sumaban bien. El gráfico de la estructura se puso boca abajo, con lo que no se puede leer. La introducción que se puso al final es la que se había desechado a última hora, y la buena ha acabado en la papelera. También hay alguien que se plantea si no se habrá exagerado demasiado la oferta, opinando que se ofrece demasiado para la rebaja que se decidió poner al precio final.
En conclusión, todo el mundo acaba jurando que nunca más participará en una locura como esa, y todos desean en el fondo que no se gane ese concurso, porque si se gana no va a haber nadie capaz de ejecutarlo según los términos que se han propuesto.
3.26. Marrón Compartido (Join Venture Brown)
Es muy frecuente en el transcurso de un Proposal Brown que, cuando faltan pocas horas para la fecha límite de presentación, la alta dirección de la empresa acuerde con la alta dirección de otra/s empresa/s una alianza estratégica (Join Venture) y concurrir juntas a la presentación de la oferta, también acuerdan el lugar en el que los seres enmarronados de ambas empresas se encontrarán y formarán un equipo conjunto con amplias posibilidades de resultar vencedor.
Automáticamente se ha generado un Big Brown en el que grupos inmensos de enmarronados, sin orden ni concierto, con culturas diferentes, con intereses encontrados, liderados por sus respectivos browners, entrarán en una carrera de despropósitos absurda por llegar indemnes a la fatídica hora de presentar la oferta.
Es la rivalidad entre los browners de cada una de las empresas lo que más acaba machacando a los pobres curritos ya que siempre están dispuestos a demostrar que su equipo es más capaz y hace mejor las cosas que el de su contrario. Por SU-puesto (el del browner) el marrón está asegurado. Cada uno pedirá a su gente un esfuerzo que va más allá de lo humanamente razonable.
Es corriente que a lo largo de este proceso los jefes de ambas empresas se reúnan frecuentemente para discutir los detalles de la oferta. Estas reuniones suelen celebrarse en el despacho de uno de ellos, y durante las mismas no dejan de decir chorradas, a la par que saquean el mueble bar. De vez en cuando deciden que conviene ver cómo se desenvuelven las cosas y darse un paseo por la brown zone. Son estas excursiones las más peligrosas, pues los jefes, ajenos al caos organizativo generado, suelen opinar de esto y aquello, consiguiendo que los browners de cada bando, deseosos de ganar puntos ante sus respectivos jefes, se presten enseguida a realizar cualquier “pequeño cambio” que sugieran, cargando así aún más a los pobres browners.
Como no podía ser menos, el resultado suele ser de lo más dispar: la oferta generada se compone de un cúmulo de tropelías amontonadas sin ton ni son, en el que las hojas en las que se habla de la cultura empresarial y la lista de referencias de una de las compañías se intercala con los planos de detalle y explicaciones inescrutables de la otra, formando un galimatías de difícil interpretación. Lo más sorprendente del tema es que son este tipo de propuestas las que el final suelen salir ganadoras en los concursos, desbancando otras que, aunque mucho más razonables, no tenían la misma profusión de gráficos y colores ni ocupaban la misma cantidad de carpetas.
3.27. El marrón punto-com. (the dot-com-brown)
Este tipo de marrones se da con bastante frecuencia en las empresas de la llamada “nueva economía”, que han surgido alrededor del fenómeno de Internet.
Este tipo de empresas se suelen crear pensando sobre todo en los inversores. Lo que importa es ir vendiendo acciones de la propia compañía, a poder ser cada vez más caras. En este tipo de situaciones al cliente se le considera un estorbo, ya que no deja de hacer peticiones, sugerencias, muchas veces quiere que se le redacten ofertas, y en algunos casos hasta se empeña en que se le entreguen productos y se le dé servicio.
En cambio con los inversores es bien distinto: siempre están dispuestos a poner dinero si el negocio suena a nuevo y se les convence de que hay buenas perspectivas. Para eso resulta fundamental dotar a la compañía de muchas demos para hacer ver a los inversores de que se está en el camino correcto.
Otro ingrediente fundamental de todo esto es fichar a los mejores y más sufridos profesionales a golpe de talonario. Estos estarán dispuestos a dejarse la piel en toda tarea que se les sugiera, sin importarles lo absurdo de sus cometidos: los resultados son lo de menos, lo importante es dar la sensación de una frenética actividad, como corresponde a una auténtica punto-com.
Para dar más sensación de autenticidad no hay que reparar en gastos: el equipo informático debe ser de última generación, los muebles: de diseño, la decoración: proporcionada por algún famoso estilista de interiores, los consultores de las más prestigiosas firmas se deben contar por docenas, y hay que proveer a la oficina de instalaciones de relax para que la gente pueda trabajar más a gusto. Hay empresas que han llegado a disfrutar de masajes o incluso de futbolín.
El auténtico marrón llega un día en que el consejero delegado convoca a todos a una reunión y dice que se ha acabado la pasta y que la empresa va a empezar a reducir gastos y personal, o peor aún, que va a cerrar.
Es el momento de la suspensión de pagos. La mitad de la plantilla es echada a la calle en menos de media hora, incluyendo a ese despistado que no se había enterado de la reunión. Al día siguiente empiezan a aparecer los buitres al olor de la carroña: empiezan a llevarse todos los ordenadores que estaban sin pagar, el mobiliario, … y hasta el papel de la impresora.
Para los que aparecen en la lista de “nominados” a dejar el curro, llega el momento de empezar a buscar trabajo, … y para los que no también, ya que la única razón por la que no los han echado junto con sus compañeros es porque la legislación no lo permite. En cuanto se arreglen los trámites administrativos pertinentes, la única diferencia con sus ex-compañeros será que los primeros tendrán más antigüedad en el paro.
… y después hay que aguantar frases como “vaya suerte tienes tío, tú que trabajas en eso del intennés seguro que no tienes problemas de empleo”
(dedicado a todos los compis de OBM)
4. Terminología de uso corriente
El marrón no es un objeto aislado. Parte de su idiosincrasia reside en el conjunto de accesorios y/o complementos de que se rodea y que contribuyen a darle carácter. He aquí una lista de terminología corriente, aplicada al marrón.
4.1. Comerse un marrón (To Eat a Brown)
La más usada. Es el hecho en sí mismo de haberse convertido en receptor de un marrón fresquito. Afortunadamente, el hecho de comerse un marrón no tiene por qué implicar tener que finalizarlo.
Son sinónimos de esta acepción, enmarronarse (To Be Browned) y recibir un marrón (To Get Browned). La frase usualmente empleada por los browners es “Te ha caído un marrón”, lamentablemente intraducible (A Brown has fallen upon you, no es válida).
4.2. Brown Dodging (Esquive de marrón)
Es la situación en que, tras esfuerzos heroicos y sobrehumanos, se consigue esquivar el marrón haciendo que este se diluya en la nada.
Esta técnica suele venir acompañada de un ágil movimiento de cadera, del que recibe el nombre. Es conveniente, pues, entrenarse bailando salsa para conseguir un elevado porcentaje de Sucessful dodgings.
4.3. Marronómetro (Brownmeter)
Se denomina así al documento (impreso o electrónico) donde se van apuntando los marrones, tanto encargados como planificados.
El marronómetro puede adquirir diversas y variadas formas, recibiendo nombres curiosos según se les iban ocurriendo a sus creadores. Así podemos encontrar el Diagrama de Gantt, el Cuaderno de Carga, etc… Existen, incluso programas informáticos de cuyo nombre no quiero acordarme, destinados a la elaboración con estridentes colorines de marronómetros de pintorescas formas.
En general, el marronómetro sirve para que los Browners tengan apuntadas las fechas previstas de finalización del marrón y, llegado el momento, se sientan en el derecho de exigirlo. El marronómetro es una de las más fuertes medidas de presión psicológica que pueden aplicarse al Browned.
Es normal que en el período de negociación/aceptación del marrón el browned se vea en la necesidad de estimar cuando cree que estará acabado el trabajo. ¡Grave error!. En General el browner tomará esta fecha como de compromiso de finalización y no como estimación, con lo cual algo que parecía razonable se acaba convirtiendo en una pesadilla.
Hay que hacer notar que al hacer esta estimación, el browned normalmente considera el tiempo que le llevará acabar ESE marrón, pero no suele tener en cuenta el resto de marrones que le irán cayendo por el camino (Ver Dosificación del Marrón). Además, con la intención de agradar al browner, y desde el desconocimiento inicial del problema, se suele dar una estimación optimista del trabajo, es decir, suponiendo que no habrá contratiempos. ¡Mal otra vez! Nunca hay que olvidar la Ley de Murphy.
4.4. Zona de Marrones (Brown Zone)
También denominada Zona de Alto Riesgo de Marrón, es un lugar donde la probabilidad de comerse un marrón es mucho más elevada de lo normal.
Estas zonas no suelen estar delimitadas físicamente, siendo un conjunto finito (distinto del vacío) de recintos múltiplemente conexos, abiertos o cerrados, entre los cuales no tiene porqué existir una relación causal.
Suelen ser Brown Zones los despachos de los jefes, las zonas colindantes a dichos despachos y aquellos lugares por los que suelen pasar con frecuencia. También pueden incluirse en esta clasificación las zonas frecuentadas por los browners.
Es imprescindible evitar estas zonas en la medida de lo posible, ya que la probabilidad de comerse un marrón es directamente proporcional al tiempo que se pase en ellas.
4.5. Sala del Marrón (Brown Room)
También conocida en ciertos entornos como staff, es el lugar donde los browners suelen elegir a sus víctimas. Se sabe de empresas que dedican espacios específicos como Brown Rooms. También hay lugares en los que se habilita especialmente una(s) mesa(s) de “n” plazas en las que situar becarios y demás comemarrones de 1ª especie. El número de plazas n depende de los marrones que haya que asignar (… da igual que estén estrechos, … ¡¡mientras curren!!)
También se la puede denominar como La Comuna, por ser un lugar donde se dispone en común de los bienes de producción, a saber: teléfono, fax, lápices, bolígrafos y rotuladores, papel reciclado, y sobre todo, los escasísimos PCs (que suelen ser viejos cacharros que se les han quedado obsoletos a los browners)
Normalmente estas salas están ocupadas por personas inmersas en una febril actividad, enmarronadas hasta las cejas, de tal forma que no es extraño ver esparcidos por la sala paquetes de patatas fritas o cajas de pizza formando altos montones. En algunas Brown Rooms se han llegado a encontrar camastros o catres, pues es sabida la tendencia de los moradores a hacer noche en ellas.
Otra característica de las Brown Rooms es que, al no tener un momento libre en que poder abandonarla, los Brown Eaters que las pueblan suelen ser los candidatos más probables a comerse el siguiente marrón, para su propia desgracia; con lo que abandonar la sala es cada vez más difícil, al entrar en un proceso eternamente recursivo.
4.6. Síndrome de Brown
Tras muchos años de existencia del marrón, numerosos y prestigiosos investigadores, han hecho publicos sus estudios sobre la terrible enfermedad que afecta a gran numero de trabajadores: el síndrome de brown.
Esta enfermedad, es la causante de que determinados trabajadores lleguen a ser autobrowners. Comienza a desarrollarse, sin causa aparente, en el sujeto que muestra gran interés en su trabajo y buena disposición para ayudar a sus compañeros. En esta primera fase, el enfermo muestra una hiperactividad profesional y un entusiasmo tal por el trabajo, que le impiden darse cuenta que, lo que en realidad le ocurre es que esta siendo afectado por esta enfermedad.
Cuando el trabajador quiere darse cuenta de lo que le pasa, el progreso de la enfermedad es imparable. Su cara sonriente y sus buenas intenciones y disposición, van dejando paso a un estado de apatía y a un rictus amargo. Al final de esta fase, las facciones del sujeto llegan a ser del tipo “alelao”, y en este momento, su percepción de la realidad varía, empezando a darse cuenta de cuan enfermo se encuentra.
La ultima y definitiva fase, el browned se siente perseguido y acosado en todo momento, por lo que intenta despachar el mayor número posible de marrones a diestro y siniestro, aunque, para su desgracia, normalmente sin éxito.
Si sobrevive a esta fase y sus jefes deciden rescatarle, se habrá convertido en un browner de primera clase. En caso contrario se convertirá en un browned quemado e inservible, ya que pasará olímpicamente de cualquier tipo de marrón que se le quiera imponer.
En las primeras fases de la enfermedad el tratamiento a seguir consiste en hacerle reaccionar contra la cantidad de marrones que se le viene encima, haciendo que se libre de alguno de ellos.
Si el proceso de la enfermedad es demasiado avanzado es casi imposible recuperar al enfermo, a no ser que sus jefes lo reciclen a browner.
Hasta la fecha, se desconoce si es un virus aerófilo, aunque se sospecha que pudiera resisdir en los conductos del aire acondicionado de las oficinas. De todas formas se recomienda a los trabajadores que se mantengan alejados de estos sujetos. Así mismo, se desconoce si tiene carácter hereditario, lo que predispondría a los descendientes de un portador a padecer el mismo mal.
5. Situaciones marroneantes
La siguiente lista pretende mostrar algunas de las situaciones más frecuentes relativas a los marrones y su entorno. La lista, aunque exhaustiva, no es completa. Como suele decirse, no están todos los que son, pero si son todos los que están.
5.1. Brown Throwing (Lanzamiento de marrón)
Se trata de la técnica básica a través de la cual el browner le cuela un marrón al currito.
Existen varios formatos de throwing. La mayoría de ellos implican rodeos y frases agradables acompañadas de sonrisitas por parte del jefe. Estos suelen ser los marrones más peligrosos: como regla general, desconfía de tu jefe cuando se te acerque con una sonrisa en los labios y/o te invite a café. Otros marrones, sin embargo, se presentan en la forma de ordenes directas del jefe (correspondiendo a la categoría de unavoidable browns) y ante ellos, por regla general, no hay defensa.
5.2. Brown Storming (Tormenta de marrones)
Erróneamente denominado por algunos enteradillos como Brainstorming, el Brown Storming es una situación en la que un grupo de sujetos activos y pasivos se reúnen en una sala con la sala intención de soltar paridas y pasar un rato agradable.
El objetivo final del Brown Storming es, sin embargo, mucho más siniestro; ya que los browners presentes recogen las paridas pronunciadas y las retocan convirtiéndolas en ideas geniales, (suyas, por supuesto) que degeneran en multitud de pequeños marrones (o un único marrón king-size) para los browneds presentes o incluso ausentes de la reunión.
5.3. Brown Raining (Lluvia de marrones)
El Brown Raining, o lluvia de marrones, es una desagradable situación en la que una gran cantidad de marrones son engendrados sin previo aviso y comienzan a ser repartidos entre la gente por los browners o los dispatchers.
El Brown Raining tiene varias variantes. La más conocida y temida es la eufemísticamente llamada Situación de Emergencia (o “Sálvese quien pueda”) en la que ante la inminencia del cumplimiento de los plazos de un determinado proyecto, las tareas del mismo se subdividen y barajan aleatoriamente y se empiezan a repartir entre la plantilla, independientemente de su nivel de conocimientos o del trabajo que en ese momento estuvieran haciendo. Esta situación convierte automáticamente al despacho y/o departamento en Brown Zone y a sus ocupantes en Brown Eaters.
5.4. Brown Shower (Ducha de marrones)
El Brown Shower es una variante apocalíptica del Brown Raining en la que la lluvia de marrones se concentra sobre un desdichado individuo que la recibe en su gloriosa totalidad.
El sujeto receptor de una ducha de este estilo no es, en rigor, un comemarrones; pero adquiere el titulo a nivel honorario.
5.5. Holiday Brown Shower (Ducha de marrones posvacacional)
Se hace evidente al avezado lector que ha llegado hasta aquí que la vuelta de vacaciones no es precisamente una de las más tranquilas del año.
Suele ser habitual que a la vuelta del merecido descanso se encuentre uno con una auténtica lluvia de marrones, por lo general encima de la mesa, o bien como e-browns. Esto es debido a la confluencia de varias circunstancias:
- Siempre quedaron cosas por hacer antes de irse de vacaciones (que con mucho esfuerzo se consiguieron dejar para después).
- Mientras uno no estaba, seguro que han ido surgiendo todo tipo de marrones.
- Además puede darse el agravante de que el jefe no se haya ido de vacaciones, lo que quiere decir que seguro que ha tenido alguna idea genial (brown) para poner en práctica a tu regreso, (y todo esto después de la resaca ocasionada por tener que volver a madrugar)
5.6. Pressing Brown (Marrón presionado)
Se denomina así a aquella situación en la que el jefe, o cualquier otra persona que tenga cierta ascendencia o poder sobre uno (ya sea fáctico, teórico o cualquier combinación de ambos) presiona una y otra vez hasta que consigue colarnos algún marrón.
Los browners que practican estas técnicas suelen reincidir en ellas ya que, por lo general, suelen darles buenos resultados pues al final consiguen endiñar algún marrón cuando alguien no consigue soportar la presión.
Una táctica de pressing muy usada es la de atacar a la víctima por varios frentes a la vez (ya sea entre varios browners, o uno solo), de tal forma que le acaban colando al menos un marrón. A veces estos marrones son, en realidad, señuelos que se utilizan para despistar a la víctima, la cual acaba aceptando el verdadero marrón como mal menor.
Como técnica para evitar comerse un marrón de este tipo conviene siempre fijar al contrario, sin dejarle barajar los marrones; de tal forma que estos se vayan planteando de uno en uno a fin de poderlos esquivar más cómodamente.
5.7. Brownicidio
Es un acto que se comete en el límite entre la cordura y el estrés galopante. Se da en los casos en que una persona está completamente enmarronada, y por algún capricho del destino recibe un nuevo encargo, sobrepasándose así su capacidad física, emocional y psicológica. El individuo en cuestión entra en este momento en un estado de euforia por desesperación y, mientras se dirige a la brown room convertido en un verdadero comemarrones, va profiriendo chorradas del tipo ‘Quiero a mi mujer’, ‘Mi marido me da placer’, ‘Los niños no dan trabajo’, ‘El jefe me paga bien’ o ‘No tengo todavía nada que hacer de 3 a 4 de la mañana’.
Por aplicación directa de la Ley de Murphy, es seguro que en ese momento se está dando un brown storming, por lo que al entrar en la referida habitación le caen automáticamente tantos marrones como browners haya, multiplicado por el volumen de sus gritos (en decibelios).
Una vez devuelto a la realidad por la conocidísima sensación de enmarronamiento, el brownicida suele quedar con un rictus marronítico (brownitic rictus), quedando paralizado por momentos y dando con sus huesos en el suelo. Los browners suelen entrar en razón en estos casos, exclusivamente para no perder a un valioso trabajador, y ayudan al sujeto a incorporarse al tiempo que le ofrecen tres o cuatro litros de café y le animan con frases como “No te preocupes. Si no puedes acabar el trabajo no nos importa que te quedes aquí fuera de horas de oficina”.
Otro problema añadido al brownicidio es que al darse en situaciones límite, el recuerdo de lo que realmente ha pasado resulta borroso, por lo que el brownicida no puede aprender de la experiencia, lo que no ayuda a librarle de caer en el futuro en otra situación parecida.
6. Técnicas de enmarronamiento
En este apartado se pretenden recoger algunas de las tácticas de enmarronamiento más conocidas para que sepamos verlas venir y reaccionar ante ellas.
6.1. Dosificación del marrón (Progresive Brownning)
Esta es una técnica usual entre los browners experimentados y entre los brown dispatchers.
La dosificación se da en varios pasos:
- Primero el browner te deja caer un pequeño brown, que en realidad resulta el señuelo, al que tú, normalmente deseoso de hacer puntos con tu jefe, entras a todo trapo.
- La realización del señuelo en general no tiene mucha complicación y cuando estás cercano a acabarlo (o incluso habiéndolo ya acabado) tu jefe te dice que no es tan simple como tú pensabas sino que además de lo que estás haciendo necesitas ampliar por aquí y por allá, contrastar datos, ampliar conclusiones, adaptarlo al formato estándar (que tú no sabías ni que existiera), y rellenar un par de docenas de formularios para que todo quede conforme.
- A pesar de todo, no te desanimas, piensas que es algo más complicado de lo que tú habías previsto, te remangas, y te metes a la faena
- A partir de ese momento, con cada duda que le vas a consultar a tu jefe vas descubriendo más del pastel. En realidad te va contando poco a poco todo lo que tienes que hacer, de forma que cuando te has dado cuenta ya estás hasta las orejas en un marrón que te huele fatal.
6.2. Reunión enmarronadora (Flashing brown meeting)
Te llaman a toda prisa y te meten en una reunión de la que tú no sabes nada y con la que no tienes nada que ver. (en el caso peor, la reunión ya estaba comenzada desde mucho antes, y todo el mundo ya se ha puesto de acuerdo en que tú eres el único que puede sacar las castañas del fuego)
Te cuentan una cosa que hay que hacer. En un principio es algo sencillo. Aceptas hacerlo (piensas que no te llevará más de 20 minutos o media hora a lo sumo).
Después, cuando ya no tiene remedio y no puedes dar marcha atrás, te cuentan los detalles y te das cuenta de que te acaban de meter un auténtico marrón. Agravante: Tú mismo has dicho que eso era muy sencillo y lo hacías en un momento.
Conclusión: Te has fijado el plazo de entrega, y además aunque te hartes a currar no te lo van a reconocer (tú mismo has dicho que no te costaba nada)
Además si no eres capaz de resolverlo brevemente, te las dan por todos lados, por inútil.
6.3. Poyaque Brown
Este caso es parecido a un progresive browning, ya que se empieza a gestar normalmente con una tarea o actividad que suele ser inofensiva, totalmente inocente.
Es cuando parece que la tarea ha sido terminada y uno se siente eufórico cuando el browner que nos la asignado (y en ese momento nosotros estamos en esa fase de euforia que nos hace tan vulnerables) nos comenta la terrible frase: “pues ya que estás aquí podrías…” “pues ya que has terminado deberías mirarte…” o “pues ya que has aprendido tanto con esto deberías…”
La velocidad y presteza con que suele caer esta frase, da lugar a que realmente se pronuncie como “po-ya-que… ¡… brown!”
Es en ese momento cuando comprendemos la astucia del browner, el cual ha ocultado vilmente una marrón de dimensiones variables con una tarea que no tenía peligro alguno…
En ese caso, lo primero que se nos pasa por la cabeza es la familia del browner. La mejor forma de defensa respecto a esta forma de presión es hacer ver que realmente el marrón anterior no está tan acabado como el browner se cree. Otra forma de esquivarlos es disponer de algunos marrones inexistentes con un horario tal que sólo permita hacer esa primera tarea encubridora. En este caso, se notará la decepción clara y contundente del browner, para darnos pena… pero hay que recordar que “al enemigo ni agua”.
6.4. Marrón por detrás (Back brown)
Te dan una tarea inofensiva y, al final, y ya de paso, te dejan algo en la mesa, “que ya me harás cuando tengas tiempo”, que es el auténtico marrón. Tú como un pringado, aceptas los dos si darte cuenta de la categoría del segundo.
7. Expresiones alusivas al marrón
7.1. To be at the Feet of the Brown (Estar al pie del marrón)
Se llama así al estado durante el que el browned se encuentra en medio de un marrón y no es capaz de divisar su hipotético final.
7.2. Un Bonito marrón (A Beautiful brown)
No es lo mismo “Un bonito marrón” que “Un marrón bonito” . Desgraciadamente, el último caso es muy poco frecuente, ya que todos los marrones, por su propia definición, suelen se bastante feos
7.3. Born to be brown
Esto no es una película sobre naturaleza y animales de África, sino que es el calificativo que se le suele aplicar a todo Brown Eater ya que su vida entera acaba siendo de este color.
7.4. Walking in the Mouth of the Brown (Meterse en la boca del marrón)
Esta es la situación en la que uno no tiene más remedio que introducirse en el despacho de jefe, (para entregarle algún informe, para preguntarle algo, etc.) cuando en éste se ciernen nubes de marrón, lo que motiva que la densidad de probabilidad de la nube marronera que pueda flotar en dicho despacho comience a concentrarse sobre uno.
Evidentemente, la aparición en tales circunstancias de un sujeto brownable condensa la nube haciendo que esta descargue. La densidad de la lluvia está en proporción directa a lo espeso del ambiente, pudiendo degenerar en Brown Raining o incluso en Brown Shower (ver arriba).
El meterse en la boca del marrón es una de las características de los Brown Finders, pero hay veces en las que no existe otro remedio. No queda, en tales casos, más que armarse de valor y tirar p’alante.
7.5. Le gusta más que a un browner una tiza
Esta expresión es muy común entre los browneds, ya que es de todos conocida la afición de los browners a explicar las cosas en una pizarra.
Con las últimas tecnologías, las pizarras de tiza han sido sustituidas por las pizarras blancas para pintar con rotuladores de colores. Esto fascina aún más a los auténticos browners, que ven así realizados todos sus sueños.
Existen otros medios multimedia muy en boga hoy en día. Por suerte o por desgracia, los browners no han superado aún la etapa del rotulador. Deo Gratias.
7.6. Brown que te Brown
Es el estar que no sales de un marrón para caer en otro. Es equivalente a “de oca a oca y tiro porque me toca”.
8. Leyes de Murphy adaptadas a los marrones
La Ley de Murphy es uno de esos Principios Básicos que rigen el Universo pero que no han conseguido nunca verse reconocidos por la ciencia ortodoxa. ¡Pero sin embargo están ahí!
En el Brown MoU Group se presta una especial atención a esta Ley y todas las que derivan de ella, ya que en general los marrones en su mayoría se podrían considerar como un subproducto de todo este embrollo. Es más, en realidad pensamos que Murphy era un optimista. (y si no, que se lo pregunten a un brown eater, a ver que opina)
En la actualidad estamos tratando de ponernos en contacto con Murphy para intercambiar experiencias y resultados, de cara a la unificación de ambas teorías, lo que podría llevar a establecer una nueva teoría del caos en el trabajo. Sin embargo, el condenado siempre da comunicando o nos devuelve los mails.
De dicha ley se derivan algunas consecuencias evidentes que, aplicadas a los marrones se pueden enunciar de la siguiente forma:
- Ley de Murphy
Si te puede caer un marrón, te caerá.
- Teorema de Patrick
Si te salvas del marrón, es porque a tu Jefe le conviene.
- Postulado de los cinco dedos
El número de marrones acumulables aumenta proporcionalmente con el número de marrones que uno haya sido capaz de comerse.
- Ley de Flape sobre la perversidad de las buenas ideas
Toda buena idea, prescindiendo de su composición o figuración, se puede esperar convertir en un marrón siempre, en una manera totalmente insospechada por razones que son enteramente oscuras o más bien completamente misteriosas.
- Principio de los papeles dispersos
La accesibilidad cuando se recuperan papeles que se han caído de la mesa de trabajo, varía inversamente con su importancia para completar el trabajo empezado.
- Principio de la no disponibilidad de información
Las personas que han de proporcionarte la información necesaria para poder concluir un marrón siempre están de viaje, reunidas o simplemente desconocen el tema del que les hablas.
Si por el contrario, los datos se encuentran en algún informe o escrito, este habrá desaparecido de su sitio cuando quieras consultarlo. Si está en el ordenador, evidentemente este caerá cinco minutos antes de que consigas acceder a él.
- Corolario de compensación
Un marrón se puede considerar bien terminado si no más del 50% del trabajo hecho debe ser descartado para obtener cierta correspondencia con lo solicitado inicialmente por el Jefe.
Si además un 25% del trabajo es realmente útil, entonces se puede considerar un auténtico éxito.
- Ley de Gumperson
La probabilidad de que te caiga un marrón es inversamente proporcional a la prisa que tengas por salir de la oficina.
- Principio final
Por definición, cuando uno comienza un marrón, nunca sabe cuando lo acabará